En la formación docente de las futuras maestras y maestros deseamos cultivar los rasgos de todo educador salesiano, que:
tiene como modelo la figura de Jesús Buen Pastor.
asume el compromiso de ir creciendo en un perfil dinámico que responda a ese modelo. Y por lo tanto, reconoce que está llamada y llamado a ser una persona:
conciente de su misión educativa y evangelizadora y de la fuerza e incidencia de su testimonio,
con equilibrio psicológico y madurez afectiva,
abierta a la conversión permanente y a la encarnación de la fe en la vida,
con una mirada positiva hacia las personas y hacia el mundo, y una presencia reflexiva, crítica y creativa frente a la realidad,
con sentido de pertenencia y corresponsabilidad institucional,
capaz de construir relaciones interpersonales, de crecer y trabajar en equipo, ayudando así a formar y consolidar la CEP,
que se proyecta con esperanza ante las exigencias del presente y busca soluciones con sabiduría evangélica,
competente en su área e interesada en una capacitación y formación permanentes,
dispuesta a aprender con sus pares y sus alumnos, a autoevaluarse constantemente y a aceptar la evaluación que pede provenir de otros,
con una actitud de diálogo constructivo que persuade y lleva a la solución pacífica de los conflictos,
dispuesta a aprender con sus pares y sus alumnos, a autoevaluarse constantemente y a aceptar la evaluación que pede provenir de otros,
con una actitud de diálogo constructivo que persuade y lleva a la solución pacífica de los conflictos,
con una presencia cálida y cercana que hace que los educandos se sientan amados personalmente, capaz de aceptar y promover a los alumnos desde la realidad en que se encuentran y ayudarlos a desarrollar plenamente sus potencialidades,
que ejerce la autoridad de modo materno/materno como animación y servicio a los educandos